Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Mateo 24:37
¿Cuál fue el pecado de los hombres en la época de Noé? ¿Acaso no practicaban cosas tan comunes tales como comer, beber y casarse? En pocas palabras: ¡Vivían y dejaban vivir! Pero el pecado en sí fue que de tanto vivir bien se habían olvidado de Dios. ¿Y cómo se exterioriza eso? Antes del diluvio Dios se quejó de que tanto los pensamientos como las acciones de los hombres eran malos. Jesús dice que antes de su venida el estado del hombre será el mismo. Actualmente, somos testigos de que las personas experimentan un distanciamiento de Dios nunca antes visto. Las consecuencias no tardan, antes bien, nos están pisando los talones: degeneración de los valores, criminalidad, violencia, anarquía, desecho de valores y órdenes existentes. ¿Qué debemos hacer nosotros quienes amamos al Señor y a Su Palabra de verdad ante esta clara evolución hacia los tiempos finales? Estamos llamados a ser faros sobre la roca de la verdad de Dios para orientar, mediante la luz que Él nos ha dado, a aquellos que están perdidos. Esto no lo hacemos principalmente mediante nuestras palabras, sino más bien a través de nuestras acciones: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). Una vela, al emitir su luz, no hace ruido, más bien se consume. Así también nosotros estamos llamados a entregarnos totalmente a la buena causa de la obra del Señor. Lamentablemente, la luz en muchos lugares ya no es deseada y tan solo alumbra a través del turbio cristal de la vida de algunos creyentes. ¡Seamos nosotros de aquellos que aman la luz y la reflejan en todo su esplendor!
Por Fredi Winkler
Por: Fredi Winkler