“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.
1 Timoteo 2:1-2
Se exhorta a hacer peticiones y acciones de gracias por todos los hombres y “por los reyes y todos los que están en eminencia”. Según Romanos 13:1-2 debemos estar sometidos a las autoridades y no resistirnos a ellas. ¿Se nos está pidiendo demasiado? Como cristianos no podemos asentir a ciertas leyes y decisiones. Poco a poco se va descamando la ética cristiana. Muchas de las “autoridades” no son creyentes en Cristo. Por el contrario. Y aquellos que entre ellos intervienen públicamente a favor de los valores bíblicos, son discriminados o son objeto de burla. ¿Cómo pueden las “autoridades” gobernar un pueblo si no tienen temor de Dios? ¿Y debemos orar y dar gracias por ellos? ¡Sí, claro! Jesús no se levantó contra las impías autoridades romanas, antes bien, dijo: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21). El apóstol Pablo escribe a los romanos: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridades sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas (…) porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (cap. 13:1, 4) –siempre y cuando no se pueda comprobar que obren en contra de Dios. Pues la Palabra del Señor también ordena: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Es nuestro deber utilizar las posibilidades que tenemos al alcance para propagar el evangelio. Podemos dar gracias por vivir bajo la protección de autoridades y no estar a expensas de la anarquía. ¡Oremos por el gobierno!
Por Burkhard Vetsch