“Puestos los ojos en Jesús”.
Hebreos 12:2
“Fíate de Jehová de todo tu corazón”.
Proverbios 3:5
Hoy queremos atesorar algo de forma muy especial: poner nuestros ojos en Jesús y al mismo tiempo confiar en Él. Ambas cosas van de la mano.
Quitemos la mirada de nosotros mismos y miremos a Jesús, pues si nuestra mirada está puesta en Él, no nos desanimaremos. Si al mismo tiempo conscientemente depositamos nuestra confianza en Él, nos ayudará a enfrentar los problemas en los cuales tal vez estemos pensando en este momento.
Quitemos nuestra mirada del mundo y miremos a Jesús: si miramos al mundo nos atemorizaremos. Pero mirar a Jesús significa recibir consuelo, pues Él venció al mundo.
Quitemos nuestra mirada de los amigos y miremos a Jesús: los hombres desilusionan –Jesús nunca desilusiona. Confiar en Él significa ser empapado una y otra vez por su indescriptible persona.
Quitemos nuestra mirada de nuestras pruebas y miremos a Jesús: al hacerlo, las pruebas ya no nos controlarán, sino que nosotros las controlaremos a ellas, porque tendremos al vencedor en nuestra mirada.
Quitemos nuestra mirada de nuestro predicador favorito y miremos a Jesús, eso nos librará de los engañadores. Permita que Jesús lo dirija y corrija.
Quitemos nuestra mirada de nuestra carrera laboral y miremos a Jesús, para que seamos guardados de la soberbia. Jesús fue el único que pudo decir: “soy (…) humilde de corazón” (Mateo 11:29).
¡Miremos a Jesús y confiemos plenamente en Él!
Conno Malgo