6 de Marzo

Al hablar de suerte* uno por lo general piensa en el premio grande de la lotería y otros juegos de azar. Hay quienes gastan mucho dinero en esto. Pero, según las estadísticas, la oportunidad de morir de cáncer es varias veces mayor que la de poder ganar alguna vez la lotería; también la posibilidad de tener un accidente automovilístico es varias veces mayor que la de ser el único ganador de este juego. En los juegos de azar en realidad solo ganan los organizadores. Sin embargo, es tal la trascendencia y exageración al informar sobre los pocos ganadores de importancia, que a los millones de jugadores que no acertaron se les hace creer que básicamente solo puede haber ganadores. Con todo, la gran mayoría es y seguirá siendo perdedora.

Pero el que tiene a Jesús en su corazón es y seguirá siendo por siempre el ganador principal. En Romanos 10:12 leemos: “…pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan”. Dios es rico en perdón, misericordia y gracia. Podemos venir a Él con nuestros problemas. A través de Jesús hemos sido hechos herederos de Dios, de manera que somos partícipes de toda su gloria. Nuestra vida aquí ya está fundada sobre un suelo seguro y lleno de promesas; más allá de eso, tenemos una esperanza viva de un futuro en el reino de Dios. A unos niños de la escuela dominical se les preguntó qué significado tenía Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega” (cabe destacar que en la traducción alemana dice simplemente “yo soy la A y la O”). “Muy fácil”, contestó uno de los niños. “Cuando las personas se sorprenden dicen ‘Aaah…’ y si se alegran dicen ‘Oooh…’”. Y como en Jesús hay tantos motivos para sorprendernos y alegrarnos, Él simplemente dijo: “Yo soy la A y la O”.

Ponga su esperanza en el Dios viviente. ¡Aquel que deposita su confianza en Jesucristo siempre gana!  

Por Norbert Lieth 

*En la traducción alemana en vez de decir “las cuerdas” se habla de “la

suerte” (N. del T.).