13 de Abril 

“No (…), señores míos”, es la respuesta que da Lot. “No podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera” (versículos 18-19). Conocemos la historia de Lot, cómo fue salvado de en medio de la destrucción de Sodoma y Gomorra. El Señor le indica que se salve yéndose al monte*. Aún hoy, Dios nos muestra un único monte salvador: el monte Gólgota. “Sálvate yendo al Gólgota, para que no seas eliminado”, exhorta el Señor. ¿Pero cuál es nuestra respuesta? Lo trágico es que también hoy muchos responden: “No”. Lot se desenmascaró a sí mismo: “No sea que muera”, fue su motivo. Jesús, sin embargo, advierte: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá” (Lucas 9:24), y quien por causa de Jesús la pierda, la salvará. Lot, proféticamente, es un enemigo de la cruz de Cristo, pensaba en lo terrenal (Filipenses 3:18-19). Por si fuera poco, se anima a proponerle a Dios su propia idea: “He aquí ahora esta ciudad está cerca…” (versículo 20), un camino horizontal, sin necesidad de ascender por sendas empinadas. ¿No escuchamos también nosotros a nuestro alrededor cómo se le hacen propuestas a Dios? ¿Y nosotros mismos no se las hacemos también? ¿Cuál es nuestro “Zoar”? Lot quedó a una distancia peligrosa del fuego, del azufre y de la destrucción. Un lugar que, originariamente, estaba condenado a la destrucción fue guardado por Dios solo por causa de Lot. Pero Lot no aguantó mucho en aquel lugar. La cosa allí se complicó, así que subió un poco más. ¿Otro peldaño de la escalera de la moral? ¿Hacia dónde nos lleva eso? ¡Lot fue perseguido y alcanzado por el pecado! Para que eso no nos suceda, vayamos por el camino vertical, verdadero y único camino de la redención. ¡Refugiémonos sobre el Gólgota! 

Por Stefan Hinnenthal

*Cabe destacar que la traducción en alemán dice “sálvate en el monte” (N. del T.).