“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”.
Génesis 22:14
Dios le había dicho a Abraham: “…vete a tierra de Moriah (…) sobre uno de los montes que yo te diré” (vea Génesis 22:2). Abraham reconoció desde lejos aquel lugar. La palabra hebrea Jehová-jireh también significa “en el monte de Jehová será visto”. Este monte tiene una panorámica muy especial. Desde allí se ve lo que normalmente no podría verse. El panorama del evangelio solo puede contemplarse desde el Gólgota, donde el Señor Jesús murió por usted y por mí. Mientras no subamos, permaneceremos en el foso oscuro debido a nuestros pecados. No vemos las cosas con claridad, ni tampoco las sabemos explicar. Mientras permanezcamos allí, el enemigo estará satisfecho. ¡Subamos al monte del Evangelio y veremos! “Dios se proveerá de cordero para el holocausto” (Génesis 22:8), ese es Jesucristo. Abraham alzó sus ojos y vio al animal que habría de sacrificarse. Elevemos también nuestra mirada y veamos a Jesús, el Cordero de Dios, entonces veremos las cosas en una nueva y radiante luz. El plan de salvación de Dios nos provee el cordero, ¡levantemos nuestra mirada para poder verlo! No obstante, primero debemos reconocer que alguien tuvo que morir en nuestro lugar. Debemos reconocer que la muerte es la paga justa para nuestros pecados. Si Dios entonces nos muestra el único lugar de salvación, el monte Gólgota, hagamos como Abraham, vayamos allí sin vacilar. Allí está todo provisto para nosotros: Salvación eterna, un nuevo plan para nuestra vida, un corazón colmado de paz, gozo y amor, una vida de servicio a Él. ¡Vayamos y veamos!
Por Stefan Hinnenthal