
“…pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”. 1 Tesalonicenses 4:3

Hoy nos preguntaremos: ¿Qué es la santificación? Es vivir apartado para Dios. Dios es santo, y debemos procurar agradarle, es decir, vivir en santidad. A través de Jesucristo Dios nos ve santos. La Biblia nos testifica que Jesús nos presenta santos ante el Padre (vea Efesios 5:27; Colosenses 1:22; 1 Pedro 1:15). Él nos regaló esta posición. Ser un hijo de Dios nos da el derecho de presentarnos santos ante el Padre. Pero ahora vemos en nuestra vida con cuánta facilidad cedemos ante el pecado, y cómo este quiere enseñorearse de nosotros. Nuestro estado muchas veces es todo menos santo. Pero la Biblia nos dice que la voluntad de Dios es que vivamos en santidad. No debemos permitir que el pecado siempre nos domine y que seamos arrastrados de un lado a otro por falsos maestros, tampoco debemos conformarnos a este mundo, el cual pasará junto con sus deseos. Ese es el llamado que hoy le hace Dios. Viva, como hijo de Dios que es, una vida santa, es decir, una vida apartada para Dios. Dígale no al pecado, a todo aquello que lo quiera alejar de Dios. Evite todo lo malo. Dispóngase hoy a vivir para Dios, a dar testimonio de Él y a no evadir aquello que Dios le pide. El desafío para nosotros, quienes estamos llamados a vivir en santidad, consiste en evitar todo aquello que manche ese regalo de la santidad que hemos recibido. Por ejemplo, malos y perversos pensamientos, palabras expresadas sin amor, estar en lugares que seducen a pecar. Nuestro Dios quiere que obedezcamos voluntariamente, motivados por el amor. ¿Está preparado para vivir hoy en la santidad?
Por: Erich Schäfer