“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.
Hebreos 13:8
¿Ha experimentado ayer al Señor de una manera tan maravillosa, y hoy parecería estar tan lejos de usted? Si ese es el caso, entonces no es debido al Señor, pues Él, como lo dice el texto, es Señor y Salvador inmutable por toda la eternidad. Nosotros los hombres cambiamos y estamos sujetos a fluctuaciones de nuestro ánimo, pero Jesucristo no. ¿Cómo es Jesús en realidad? ¿Es así como lo ha experimentado ayer? No, Jesús es aún mucho más maravilloso, grande y potente. Y Él aún quiere darse a conocer más. Eso lo hace según la medida de nuestra entrega a Él. Por eso es de suma importancia que cada nueva mañana nos volvamos a entregar a Él con todo nuestro ser, alma y espíritu. Pero retomemos nuestro primer pensamiento: ¿por qué parece que hoy estuviera tan lejos? Obviamente, podrían decirse muchas cosas, pero solo quisiera mencionar esto: el Señor quiere que aprendamos a confiar en Él aun en las horas oscuras, ya sea que sintamos algo o no, ya sea que estemos de ánimo o no. En Isaías 50:10 leemos: “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”. ¡Jesús está a su lado, ya sea que lo sienta o no! Él lo prometió, aférrese a eso. No solo estuvo ayer con usted, sino que también lo está hoy, ahora. Jesús es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. En este preciso instante está con usted y lo rodea. Cobre aliento: ¡Cristo por sobre todas las cosas, nuestra esperanza viva!
Por Conno Malgo.