“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”.
2 Corintios 6:2
“¡Sí, está bien… pero no ahora!”. Estas palabras introducían recientemente un comentario que llenaba la columna derecha del periódico dominical. Estas palabras podrían de la misma manera colgar sobre la vida de algunos cristianos: “¡Sí, está bien… pero no ahora; aún quiero disfrutar mi vida!”. Cuánta gente joven está a punto de perder el tren de su vida porque su postura justamente es este “pero no ahora”. La Biblia, por un lado, ciertamente es un muy interesante libro de historia, pero al mismo tiempo apunta con autoridad inigualable a cuestiones y exigencias candentes de la actualidad. La palabra “ahora” es el instante del tiempo en el cual Dios espera algo de nosotros. Ninguno de nosotros puede decir cuándo llegará a su fin este “ahora”. Pero muy probablemente en breve esta palabra “ahora” será sustituida por “pasó”. Pasó “el tiempo aceptable”. Pasó el tiempo de la salvación. Pasó el ofrecimiento de gracia divina. Pasó el libre albedrío del hombre. Entonces otro decidirá. Para cada persona llega el instante en el cual otro ejercerá el poder sobre ella. Jesús le dijo a Pedro: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18). El hombre florece como una flor, vive por poco tiempo y se vuelve a marchitar. ¿Y qué pasa entonces? De una manera muy insistente, la Biblia nos exhorta a que decidamos antes de que sea demasiado tarde. Tal vez usted tendría que haber hecho algo hace tiempo ya, pero ha postergado la decisión hasta hoy: “Sí, está bien… pero no ahora”. Haga ahora lo que el Señor le manda a hacer, no dude más.
Por Peter Malgo.