“…pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades”.
Isaías 43:24
Alguien comentó: “¿Sabes qué? El hermano fulano me tiene bastante fatigado”. Tal declaración es sorprendente. Qué distinto podría ser todo si estos dos hermanos se llevaran bien. Existe una “fatiga” entre estos dos hermanos y, probablemente, también el hermano mengano se fatigue con quien se está lamentando. ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar si otros se fatigan con nosotros? Quizá somos más ásperos de lo que pensamos. Unas pocas palabras pueden causar “gran fatiga”. En la carta de Santiago se habla acerca de la lengua, la cual puede ocasionar un gran incendio –mucha fatiga. Si decimos cosas sin tomar a Dios en cuenta, de manera impía, las cuales la santa presencia de Dios no tolera, originaremos mucha fatiga y vergüenza. Una palabra incorrecta nunca podrá volver a recogerse. Las palabras que ya han sido expresadas no se podrán recuperar. Cuántas veces ya hemos pecado contra Dios y contra los hombres, fatigando a Dios y a nuestro prójimo. Pero pese a que para Dios no fue fácil liberarnos del poder del pecado, aun así sigue a nuestro lado. Isaías, en el capítulo 53, versículo 11, menciona cuanta fatiga y trabajo cargó el Señor sobre sí, y todo a nuestro favor: “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos”. Si hablamos lo mejor de nuestro hermano, comprobaremos cómo desaparecen las tinieblas de la “fatiga”.
Por Peter Malgo
2 Comments
Uuff cuántos se abran sentido fatigados con Migo
Gracias por tu comentario Romina!!!
Dios nos dé sabiduría para cambiar cada actitud que en nuestra vida no le glorifique. Gracias a Dios por su gran misericordia con la que nos trata cada día.
Un afectuoso saludo en Cristo.