
“Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo”.
Éxodo 18:24

¿Es usted uno de esos gerentes (ya sea hombre o mujer) al que le cuesta delegar responsabilidades, a pesar de que le aconsejen hacerlo? Es posible que usted sea el más capaz, pero está demasiado sobrecargado y se dirige rumbo a un infarto. ¿Y entonces? Increíblemente, aun así quiere tener las riendas de la empresa en sus propias manos. Al fin y al cabo, usted es el que más sabe qué, dónde, cuándo y cómo se deben hacer las cosas. En el caso de Moisés, el guía de Israel, las cosas se resolvieron de otra manera. Él escuchó el sabio consejo de su suegro, quien le aconsejó designar representantes para así dejarle las manos más libres. Lea el importante e instructivo capítulo 18 de Éxodo, donde se trata el tema de delegar. ¿Cómo pueden los jóvenes –ya sea en el ámbito mundano como en el espiritual– crecer en las responsabilidades si no se les da la oportunidad de capacitarse? A propósito: aprender a delegar no solo es necesario para los gerentes, y de ninguna manera se refiere solo a aspectos empresariales. Moisés tuvo la humildad, la sabiduría y la grandeza de aceptar el consejo de su suegro y designar colaboradores, delegando así el trabajo. Tal vez usted ahora reconozca que debe hacer esto para bendición de todos y para que no se fatigue por la diversidad de sus tareas. Atienda a la exhortación de Isaías 57:10: “En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste”. Jesús le dijo a sus discípulos: “…descansad un poco” (Marcos 6:31). En definitiva, no se trata de la cantidad, sino de la calidad de nuestra vida y servicio al Señor.
Por Burkhard Vetsch