“La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia”.
Salmos 119:160
Hay cinco razones por las cuales vale la pena confiar incondicionalmente en cada promesa de la Escritura:
1. Las promesas de la Escritura son absolutamente confiables porque son infalibles. En Josué 21:45 leemos: “No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió”. También en 1 Reyes 8:56 Salomón proclama: “Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado”.
2. Las promesas de la Escritura son absolutamente confiables porque su cumplimiento es real. En cuanto a esto, leemos en Romanos 4:21: “(Abraham estaba) Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.
3. Las promesas de la Escritura son absolutamente confiables porque están fundadas en Cristo. En 2 Corintios 1:20 dice: “porque todas las promesas de Dios son en él (Cristo) Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”.
4. Las promesas de la Escritura son absolutamente confiables porque tienen un valor ilimitado. Pedro dice en su segunda carta, 1:4, lo siguiente: “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”.
5. Las promesas de la Escritura son absolutamente confiables debido a que tienen su clímax en la vida eterna. En 1 Juan 2:25 el apóstol Juan dice: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna”.
Por Marcel Malgo