“La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”.
Salmo 25:14
Dios mismo, el Todopoderoso, quiere mantener una amistad con nosotros. Pero espera que de nuestra parte mantengamos el paso con Él. En Génesis 18:16 leemos en cuanto a Abraham, el amigo de Dios, que: “Abraham iba con ellos acompañándolos”, y luego el Señor dice: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer…?” (v. 17). A medida que vivamos más en la presencia del Señor, se nos irán revelando los misterios de la Sagrada Escritura. Comenzaremos a entender, lo que el Señor nos quiere decir. ¿Cuánto tiempo más tiene que esperar el Señor hasta que nos pueda dar a conocer su pacto? Pablo escribe: “He aquí, os digo un misterio…” (1 Corintios 15:51), y entonces presenta el arrebatamiento que ha de venir. Este es uno de los mayores misterios de Dios en los tiempos finales. El mundo no lo comprende, permanece oculto al mundo. Pablo, en 1 Corintios 2:7-10, también habla acerca de la sabiduría oculta de Dios. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (v. 10). En cuanto a esto, se dice en 1 Corintios 4:1, que hasta somos “administradores de los misterios de Dios”. No en vano se nos llama en otros pasajes “embajadores en nombre de Cristo”. Es evidente que debemos vivir con una esperanza viva el regreso de nuestro Señor. El trato confiado con Él nos hace portadores de sus misterios: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:26-27).
Por Peter Malgo