“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”.
Éxodo 4:10-11
El Señor llama a Moisés. Quiere quitarlo del rebaño de ovejas para utilizarlo en la liberación y dirección de Israel. Pero Moisés tiene sus razonables argumentos contra el llamado de Dios. Lo mismo ocurre hoy, muchos objetan cuando el Señor les quiere confiar una tarea. Pero pensemos: el Señor quiere más que nuestros dones y talentos, nos quiere a nosotros mismos y desea gobernar nuestra vida. Desde antes de llamarnos el Señor ya nos conocía. Y fue Él quien nos sostuvo y guardó, a usted y a mí, hasta este preciso momento, porque tiene una tarea para nosotros. No solo da la tarea, que debe ser llevada a cabo por cada uno de sus hijos, sino que también otorga el correspondiente don. Moisés hizo alusión a su falta de capacidad para poder llevar a cabo la tarea que Dios le estaba designando. Pero el Señor atrajo la atención de Moisés a Su omnipotencia: “Yo estaré con tu boca” (v. 12). Precisamente de esta manera debe servirle nuestra incapacidad, para que el poder de Dios se manifieste: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). El Señor no se enoja si reconocemos ante Él nuestras incapacidades. Pero Él nos hace ver que su poder quiere y va a desplegarse en nuestra debilidad. Anímese a ponerse a la disposición de Dios, ya sea que usted fuera joven o mayor. Confíe únicamente en Su omnipotencia. Al hacerlo, Él podrá utilizarlo de manera maravillosa.
Por Werner Beitze