“Detrás y de delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano”.
Salmo 139: 5
Las épocas son cada vez más inseguras y el hombre siempre tiene que inventar nuevos métodos para poder vivir con un poco de tranquilidad. Es así que hoy en día existen seguros para todo lo que uno se pueda imaginar: seguros para las vacaciones, seguros adicionales para lo que ya está asegurado, futbolistas que aseguran sus piernas y cantantes, su voz, etc. Las casas no solamente son provistas con alarmas, sino también con alambres eléctricos, que le dan un choque eléctrico a aquel que los toca. Existen cámaras que vigilan en diferentes lugares una determinada zona, pero no obstante ello, el hombre vive con miedo. El salmista conocía una seguridad totalmente diferente. Él confiaba completamente en su Dios. Este era su mejor “seguro”. Precisamente David, que pasó por algunas guerras, sabía lo que significaba estar rodeado por todos lados, tanto por Dios como también por el enemigo. El enemigo siempre busca el lado más débil y vulnerable para aparecer por allí. En el versículo siguiente dice: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso par mí; alto es, no lo puedo comprender”. Nosotros no podemos comprender la grandeza ni la omnipotencia de Dios y, precisamente por eso, nos da una seguridad incomparable. Ser consciente de que uno está rodeado constantemente por todos lados, nos llena de un profundo temor a Dios, y podemos enfrentar los peligros del mundo de forma totalmente diferente. No necesitamos temer nada, porque el Señor está cerca de nosotros. La mano de Dios es para bien sobre todos los que le buscan (Esdras 8:22). A medida que leemos Su palabra a diario y oramos a Él, nos enteramos de su voluntad y así, con seguridad, y sin temor a lo desconocido que está ante nosotros, podemos andar por nuestra senda.
Por Markus Steiger