“De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”.
Judas 14 y 15
Esto que dijo Enoc, el cual fue traspuesto, es la primera profecía dicha por un hombre con respecto a la segunda venida de Jesús. Ya el séptimo descendiente de Adán veía la segunda venida de Cristo en gloria para establecer su reino. El hecho de que esta profecía se haya pronunciado al principio de la historia de la humanidad da mayor seguridad de su cumplimiento. En las últimas palabras de la Biblia, este hecho es subrayado por Cristo mismo: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20). La Biblia tampoco nos oculta la razón por la cual Jesús volverá: para juzgar a todas las personas, para condenar a todos los impíos que se rebelaron contra Su voluntad y para poner fin a toda burla. En eso reconocemos claramente que ningún pecador puede permanecer sin el perdón de Dios. Jesús vino la primera vez para conseguirnos el perdón por medio de la cruz. El que no tiene este perdón, no tiene oportunidad por ningún otro medio de justificación. Por eso hay una canción que dice: “¡Jesús viene nuevamente! Si viniera hoy, ¿estarías preparado para verle? Si nunca te arrepentiste de tus pecados, no podrás ir con Él. ¡Jesús vuelve! Pero Dios tiene paciencia, por eso no vino ayer. Trae hoy tus pecados y tu culpa delante de Él. Ven con todo a la luz”.
Por Norbert Lieth