“Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.
Lucas 17:6
Esta especie de árbol también la encontramos dos capítulos más adelante. Zaqueo subió a uno de estos sicómoros para ver a Jesús. “Date prisa, desciende”, le ordena el Señor. ¿De qué árbol nos tiene que hacer descender Jesús antes que pueda tener comunión con nosotros en el templo de nuestro corazón? ¡La verdadera fe del tamaño de un grano de mostaza puede arrancar estos árboles de raíz! Muchas veces nos vemos rodeados de grandes problemas que nos impiden ver a Jesús. Rápidamente, buscamos refugio en nuestra familia, o intentamos cambiar nuestras circunstancias: una nueva vivienda, otro trabajo, salir de nuestra congregación o cambiarnos a otra. Buscamos ayuda en los grandes hombres de la fe, en conferencias, etc. Subidos a estos “árboles” pensamos encontrar la visión que nos ayude a continuar. “Date prisa, desciende”, es el mensaje de Jesús en Lucas 19:5. “Desarráigate, y plántate en el mar”, debería ser la respuesta a nuestro sicómoro. Es necesario un paso de obediencia para activar la verdadera fe. Esta es tan pequeña como un grano de mostaza. Jesús, en su misericordia, conoce nuestra pequeña fe. Por eso no nos dice que nuestra fe debería ser como una roca para que suceda algo. Pero el pequeño granito tiene que estar colocado sobre la verdadera roca, sobre nuestro gran Dios. De esa forma, será posible experimentar grandes cosas. Entonces, en fe y obediencia, podremos pedirle a esos árboles en los que nos refugiamos que se desarraiguen y planten en el mar. ¡Así, nuestro único y verdadero refugio será tan solo Jesucristo!
Por Stefan Hinnenthal