“De cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte; Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”.
Mateo 17:20
La semilla de mostaza es nombrada en Marcos 4:31 como “la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra”. Ciertamente, tiene un diámetro inferior a 1 mm. Esta pequeña semilla, que casi solo se puede ver con una lupa para observarla bien, es usada por el Señor como ejemplo para hablar de una fe que mueve montañas. Eso prueba que en el texto mencionado, no se trata en primer lugar de una fe grande, sino de una fe simple con grandes resultados. Y, realmente, de esta extremadamente pequeña semilla nace un árbol de aproximadamente tres metros de altura en el transcurso de un año. Cuán pequeña es la razón por la cual puede nacer un árbol tan grande. Pero justamente esta pequeña razón alcanza para mover montañas. Quizás deberíamos preguntarnos si no tenemos un concepto erróneo de la fe (esa fe que necesitamos diariamente para poder vivir como cristianos). ¿No es así que muchas veces anhelamos una fe más grande? Pero justamente aquí debemos cambiar nuestra forma de pensar, dado que una fe muy sencilla ya es suficiente. No necesitamos una gran fe en Dios para mover montañas, sino una fe común en un gran Dios. ¡Qué cambios sucederían en nuestra vida de fe si comprendiéramos hoy que todas nuestras debilidades y las situaciones que enfrentamos pueden ser depositadas con una fe “de niño” en la mano poderosa de nuestro Salvador!
Por Marcel Malgo