“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento…”.
Hebreos 6:4-6
Estas palabras son más fáciles de entender en relación con Números 14. Los hijos de Israel fueron desobedientes y no estaban dispuestos a entrar en la tierra de Canaán. Ahí se reveló la ira de Dios contra el pueblo: “Yo los (…) destruiré” (en hebreo también significa “desheredaré”) (v. 12). Pero Moisés fue delante de Dios para interceder por ellos como un abogado. Con ello consiguió el completo perdón por parte de Dios: “Yo lo he perdonado conforme a tu dicho” (v. 20). A pesar de este perdón otorgado, el Señor continúa diciendo: “Mas tan ciertamente como vivo yo (…) no verán la tierra” (vv. 21, 23). Toda la generación tuvo que morir en el desierto. Cuando Dios tomó esta decisión, el pueblo pensó que podía desviar este juicio por medio de un exabrupto de obediencia. Pero al final del capítulo fue confirmado categóricamente. Es “imposible que (…) sean otra vez renovados para arrepentimiento”. Este arrepentimiento no se refiere al arrepentimiento del corazón para la salvación. Todos los judíos en aquel entonces vivieron la pascua (pésakj), su salvación, pero por la desobediencia, perdieron la herencia. En el caso de Esaú, esta palabra aparece con el mismo significado de “desheredar”. “Y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreos 12:17). Para él, el arrepentimiento, la vuelta atrás, no fue posible; no pudo recuperar la bendición de la primogenitura. También en este caso, el primogénito no perdió su salvación cuando pecó, pero su herencia sí “sufrió pérdida” (1 Corintios 3:15).
Por Eberhard Hanisch
2 Comments
Gracias hermano por su comentario.
Dios le bendiga.
Abrazos en Cristo
El Señor PROSPERE para su Gloria, y crecimiento de la familia de la fé, bendiciones, El Señor viene..