“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
En aquel entonces, los cristianos eran perseguidos por los judíos porque declaraban a Jesucristo como el Hijo de Dios. Los romanos los perseguían porque los cristianos no participaban del culto al emperador. En la Edad Media la iglesia oficial no sentía lástima por aquellos que confesaban: “Solo la Biblia, solo la gracia, solo la fe y solo un mediador (Jesucristo) entre el santo Dios y nosotros, hombres pecadores”. No pocas hogueras fueron preparadas para estos supuestos herejes. Hoy vivimos bajo gobiernos que nos garantizan la libertad de culto, pero si observamos atentamente el desarrollo de nuestro país, escuchamos cómo las voces contra los creyentes fieles a la Biblia son cada vez más fuertes. Los medios con gusto toman algún acontecimiento para hablar contra los “santos intolerantes”. Por otro lado, las palabras “tolerancia” y “pluralismo” se escriben con mayúscula. Todos trabajan a favor de la unidad de todas las religiones. Así, las experiencias místicas surgen cada vez más como un fundamento en común. Como discípulos de Jesús, el hecho de querer seguir consistentemente al Señor podría infundir un poco de temor. Pero tranquilícese, querido hermano y hermana, el Señor Jesús ha vencido a este mundo. Esto no lo hizo por medio de pactos, sino por medio de su obediencia hasta la muerte, sí, muerte de cruz. Aquí está el camino para nosotros: “Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). Por la fe tenemos parte en su victoria, la cual obtuvo a nuestro favor. Por eso podemos mirar hacia delante confiadamente. “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).
Por Dieter Steiger