“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”.
Romanos 5:3
¿A quién le agrada pasar por pruebas? Pablo nos muestra que son precisamente las tribulaciones las que traen consigo bendición, las que nos afirman y fortalecen en la esperanza de nuestra fe. Es una ley de la naturaleza, la fuerza se genera a través de una fuerza opuesta o una resistencia. La fuerza eléctrica se genera cuando la turbina, por medio de una fuerza opuesta (vapor), gira contra la fuerza magnética de la dínamo. La fuerza muscular es generada en la medida que utilizamos y entrenamos nuestros músculos. Si solo nos la pasáramos acostados, nuestros músculos se atrofiarían y perderían fuerza. De igual forma, la fuerza espiritual se genera a través de la resistencia. Este es el motivo por el cual Pablo se gloriaba en la tribulación, porque su experiencia lo había llevado a conocer este misterio. En Apocalipsis, en los mensajes a las siete iglesias, les son dadas promesas exclusivamente a los vencedores. Solo podemos vencer si antes practicamos y nos fortalecimos con la Palabra de Dios, como dice Hebreos 5:14: “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal”. La próxima vez que nos enfrentemos a pruebas o tribulaciones, recordemos que tienen una finalidad fortalecedora: ejercitarnos mediante la mayor disciplina que existe para superar los ataques del enemigo. Los deportistas invierten mucho en su entrenamiento y lo hacen para obtener un premio perecedero. Nosotros, en cambio, debemos invertir en un galardón no perecedero, tal como dice Pablo en 1 Corintios 9:25: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”.
Por Fredi Winkler