“¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas”.
Salmos 36:7
Con las ilustraciones de la Biblia, Dios quiere remarcar ciertos hechos ante nuestros ojos. Debido a que Él nos ama, está dispuesto a ofrecernos protección y ayuda. ¡Podemos confiar en Él! La historia del pueblo de Israel nos sirve de ejemplo en esto. Aquel problema imposible de resolver desde el punto de vista humano, es decir, la liberación del pueblo de Dios de Egipto, el Señor lo explica con las siguientes palabras: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí” (Éxodo 19:4). Los Salmos 17:8; 57:2; 63:8 y 91:4 hablan de la esperanza fundamentada en la fe y de que el Señor brindará su ayuda. Tal vez se pregunte: “¿De qué me sirve esto?”. Un pájaro comprueba que sus alas le permiten volar únicamente cuando las pone en funcionamiento. También la capacidad de carga de un barco puede ser comprobada recién cuando está en el agua. Asimismo sucede con la fe. “Conforme a vuestra fe os sea hecho” dice Jesús en Mateo 9:29. No vayamos a pensar que podemos hacer todo por nuestros propios medios, pues: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18). En tiempos de necesidad, deposite toda su confianza en el poder de Jesús, y experimentará que Él le ayudará de forma asombrosa. Tal vez no lo socorra así como lo imaginaba, pero con toda certeza, experimentará un auxilio que le permitirá alabar a Jesús por eso. ¡Él nunca nos decepciona! “Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré” (Salmos 63:7). Puede orar así: “Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas” (Salmos 61:4).
Por Burkhard Vetsch