
“Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado”.
Salmos 16:6

El materialismo es un distintivo de nuestro tiempo. Con el dinero se puede obtener o hacer prácticamente todo. El materialismo no se detiene ni siquiera ante a los cristianos. Es triste ver cómo algunos creyentes comprometidos de pronto se comienzan a comparar con los demás. Ven que el otro tiene más y que puede darse más gustos. No en vano, este comportamiento materialista es definido en la Biblia como “codicia”. Y también en las mejores familias cristianas, una herencia terrenal puede ser el desencadenante de numerosas discordias. Pero nuestro Señor Jesús claramente afronta este problema a la distancia: “¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? (…) porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:14-15). El salmista ve la herencia celestial de este modo: “Es hermosa la heredad que me ha tocado”. El inimaginable y más valioso bien, que a todos nos ha tocado, es la herencia del Altísimo. Mantengamos nuestra mirada puesta en este patrimonio celestial: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios” (Romanos 8:17). ¡Usted también tiene parte en esta eterna e imperecedera herencia! Cuando el Señor Jesús murió en la cruz, pagó el precio con su propia sangre y nos libró de la condenación eterna. Con la consumación de Su muerte, en cierto modo certificó esta herencia: “Consumado es” (Juan 19:30). ¿No es este un grandioso legado? Que Efesios 1:18 se convierta en una realidad en nuestra vida: Que Dios alumbre “los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis (…) cuáles (son) las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”.
Por Peter Malgo
2 Comments
Graciassss ❤️. Me bautizé con ese texto y cada día AMO MAS A MI SEÑOR!!!! GLORIA A SU NOMBRE!!!
Muchas gracias, querida Marta por tu comentario. Es de gran bendición para nosotros saber que el material compartido es de utilidad. Dios bendiga tu vida