
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”.
Proverbios 3:5

La Biblia considera insensata a la persona que se apoya en su propia prudencia. El Señor contó acerca de un granjero, cuyos campos habían producido una cosecha récord, a consecuencia de lo cual hizo algo aparentemente acertado: tiró abajo los graneros que le habían quedado chicos para tal producción y en su lugar edificó grandes silos. Este hombre supo aprovechar bien la oportunidad, supo discernir correctamente la situación económica y pudo con buen criterio expansivo sacar el mayor provecho de la situación. Pero lamentablemente sacó sus cálculos sin Dios. El juicio del Todopoderoso fue el siguiente: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20). Nadie puede llevarse cosa alguna en el momento de atravesar el umbral de la eternidad. Sin lugar a dudas, este granjero ha tenido muchos adeptos. También en nuestros días no son pocos los que están convencidos de que tienen que tomar precauciones de antemano para todos los casos. Al fin y al cabo uno se puede asegurar contra toda clase de percances. Pero un día concluirás: “¡Me apoyé en mi propia prudencia y en las riquezas que fui generando, pero saqué el cálculo de mi vida sin tomar en cuenta a Dios!”. “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12:21). El entendimiento que fue entenebrecido por el pecado no puede reconocer a Dios. El mensaje se dirige al corazón del hombre. Por eso acepte esta exhortación y confíe de todo corazón en el Señor, para que usted pueda ser partícipe de la riqueza celestial, la vida eterna.
Por Dieter Steiger