“…pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Josué 24:15
Desde el comienzo, la “casa” o la familia es en la Biblia la célula más pequeña de la sociedad humana. “Entra tú y toda tu casa en el arca” (Génesis 7:1).
Esto incluía a Noé, su esposa, sus tres hijos y sus respectivas esposas, en total, ocho personas que pertenecían a la “casa”, o bien la familia de Noé. Con las palabras del versículo de este devocional, el ya anciano Josué dio testimonio ante los ancianos, príncipes, jueces y oficiales que se habían reunido en Siquem. Da a entender que ya en aquel entonces no era obvio que una familia del pueblo escogido realmente sirviera únicamente a Dios. Josué evidentemente quiso exhortar al pueblo, que se había reunido, a que asumiera una postura decidida a favor del Dios del pacto, el que los había rescatado de Egipto, puesto que era mucha la idolatría de las naciones gentiles que los rodeaban. Hoy en día, tanto el matrimonio como la familia, al igual que las demás organizaciones divinas, se encuentran bajo fuerte presión de los medios. Tanto más importante es entonces que el hombre y la mujer creyentes se comporten de acuerdo a las pautas bíblicas. La Biblia no escasea en instrucciones tanto en lo que se refiere al matrimonio como en la crianza de los hijos. En el centro se halla el “altar familiar”, el culto familiar, cuando todos están reunidos alrededor de la mesa. Respaldémonos, complementémonos mutuamente y apropiémonos de la promesa: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31). La presencia del Señor colma al matrimonio y la familia de paz, alegría y bendición. Pero tal vez usted esté solo. Entonces puede interceder en oración para que el Señor pueda encontrar hoy padres y madres como Josué que hacen lo que les corresponde, para que sus hijos sirvan al Señor.
Por Dieter Steiger.