“Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas”.
Daniel 9:5
Daniel, el cual es llamado amigo de Dios, enumera en una oración conmovedora en el capítulo 9 todo tipo de pecados que nos apartan de Dios. También en otros libros de la Biblia encontramos descripciones de diferentes pecados. En Santiago 4:17 dice: “…y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. Aquí, por ejemplo, se habla del pecado de omisión. ¡Cuántas veces hemos sido infieles en este punto! O pensemos en nuestras transgresiones secretas. Moisés dice: “Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro” (Salmos 90:8). Tal vez pensemos: “Nadie lo ve”. ¡Qué tontería! Eso sería no tener en cuenta que el verdadero amor muestra su fidelidad en momentos en que se está a solas. La Biblia también habla acerca de pasiones juveniles. ¿Ya se arrepintió de las mismas, o el caso suyo es como el de esos creyentes que se vanaglorian en esas cosas? Con esta actitud, usted no sería ni un ejemplo ni un aliento para los jóvenes. Recuerde que su salvación costó la sangre de Cristo. Además, también existen pecados que son una abominación delante de Dios, los cuales provocan el repudio de Él. Pese a eso, la Escritura dice que Dios puede hacerlos blancos como la nieve. ¡Qué Dios tan maravilloso! ¡Qué corazón tan amplio y amoroso! ¿Advertimos lo terrible de nuestra situación en el caso de que Dios no intervenga? Pese a todo este conocimiento, a muchos de nosotros, los cristianos de los últimos tiempos, nos debe servir de exhortación la siguiente Escritura: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13).
Por Walter Dürr
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GRACIAS, MUCHAS GRACIAS!!!