“Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón”.
2 Crónicas 25:2
Aquí tenemos la historia del rey Amasías de Judá. Una triste historia, pues su vida se convirtió en un “infierno sobre la tierra” después de que se apartara del Señor. En el versículo 27 dice que desde ese momento, en Jerusalén, conspiraron contra él. Entonces huyó a Laquis, pero también allí le dieron captura y finalmente lo asesinaron. En esta biografía vemos que este tiempo de angustia y persecución duró por lo menos 15 años. Como Amasías solo hacía lo recto delante de los ojos del Señor, aunque no de perfecto corazón, se lo usa como ilustración de aquellos creyentes que no siguen al Señor Jesús con un corazón recto. Amasías fue una persona voluble, de doble ánimo, tal y como lo expresa la carta de Santiago. Sus últimos y lamentables 15 años, sirven como ejemplo para mostrar cómo se ve la vida de un creyente que se ha apartado del Señor. Satanás es el “acusador de nuestros hermanos” (Apocalipsis 12:10), y continuamente nos está culpando. Como aún tiene una eternidad para acusar a los suyos, en este momento se preocupa más intensamente por los creyentes que están apartados. Lejos del Señor experimentan cargos de conciencia, temor, infertilidad en su vida espiritual, son infelices y hasta dudan acerca de su salvación. La situación se pone peor aún cuando el corazón se endurece al no aceptar el consejo y la corrección, como en el caso de Amasías. Eso es muy serio, querido lector. Nunca caigamos en un estado tan lamentable, y si usted está experimentando esto mismo, Jesús lo llama: “Vuelve a casa, a la comunión conmigo”.
Por Stefan Hinnenthal