“Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia”.
Salmos 106:1
Esta expresión se repite muchas veces en los Salmos. El estar agradecidos también es fomentado en el Nuevo Testamento, y es un principio importante para un hijo de Dios. “Dando siempre gracias por todo” (Efesios 5:20) y “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios…” (1 Tesalonicenses 5:18). El agradecimiento es el camino a una vida feliz. La amargura y el descontento van desapareciendo. En otra traducción, dice en Proverbios 15:15: “Mas el corazón del contento tiene un banquete continuo”. Quizás se esté preguntando: ¿Por qué puedo agradecer? Primeramente, por el amor de Dios. El lo ama y lo tomó a usted, que era un pecador, tal como era. Él le regaló el poder ser hijo de Dios. Jesucristo le abrió el cielo por el perdón de sus pecados, y puso la piedra fundamental para una vida nueva y eterna. Agradezca a Dios por su presencia. Él no lo deja solo ni un instante y le da lo que usted necesita. Agradezca por la familia de Dios, por los hermanos en la fe, con los que puede tener comunión. Hay muchas más razones por las que puede y debe estar agradecido. Si somos hijos de Dios, todas las cosas, también las aparentemente negativas, son permitidas por el Señor. Porque Dios tiene un plan con esas cosas para nuestra vida. Si da gracias por todo, experimentará cómo esta gratitud cambiará su vida. Lo que antes era una carga, es mucho más liviano de llevar. La gratitud también lleva a alabar a Dios. Así dice Su Palabra: “El que sacrifica alabanza me honrará” (Salmos 50:23). Ponga en práctica esta palabra en su vida. El Señor lo bendecirá.
Por Erich Schäfer