“Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo”.
Filemón 21
Pablo no quiere dar órdenes, no quiere hacer algo sin el consentimiento de su amigo. Mantiene la distancia, el tacto y el estímulo. Todo tiene que suceder con base en la voluntad. Pero él prevé este acuerdo y anticipa la obediencia. Aquí no se resalta el “debes”, sino la confianza en la otra persona: “Confiando en tu obediencia”. Pablo conocía a Filemón, y sabía con quién trataba, conociendo cuán lejos podía llegar. Él sabía que Filemón era un hermano amoroso y complaciente, el cual ya había demostrado muchas veces su hermandad. Y aquí parecía no haber límites en Filemón: “Sabiendo que harás aun más de lo que te digo”. Mientras más confiable sea una persona, más le vamos a confiar. La medida en la que somos confiables determina qué tanto se nos encomendará en las tareas del reino de Dios. Muchas veces sabemos de antemano: “De esta persona no puedo esperar tanto, ella misma se pone límites, no puede ir más allá de su sombra. Ni siquiera preciso pedirle algo, ya que anticipo su respuesta negativa, habiendo demostrado muchas veces su falta de disposición”. O uno puede pensar: “En relación con este asunto o favor, seguramente podemos dirigirnos a fulano o sultana. Él o ella ya han demostrado en repetidas oportunidades que tienen un corazón grande y flexible, y él o ella muchas veces hacen más de lo que se les pide. Podemos atrevernos a exigirle algo porque podemos confiar en él o ella”. La confianza es el límite de lo posible.
Por Norbert Lieth
2 Comments
Muchas gracias por ésta reflexión,
Cuán atareado estaba Pablo, en la salud espiritual de sus hermanos, y cuánta confianza tenía en Filemón, hombre digno a imitar su total entrega al Señor, y el servicio a sus hermanos.
Gracias querido hermano por su aporte.
Dios bendiga su vida.
Abrazos en Cristo