“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”.
Juan 16:12
A los discípulos les faltaba la fuerza. Esto se debía a que no habían recibido aún al Espíritu Santo, y se nota claramente en los versículos siguientes. Si Jesús les hubiese manifestado el desarrollo de los acontecimientos venideros y los misterios escondidos, hubiera sido una carga demasiado pesada en ese momento. Su fuerza no les habría sido suficiente: “…ustedes no lo pueden llevar ahora”. La falta de fuerza para llevar cargas es la gran carencia de muchos cristianos, y se debe precisamente a que el Espíritu Santo todavía no puede dominarlos. Si nos dejamos arrastrar por el espíritu de este mundo, por las circunstancias adversas, si ponemos nuestra mirada en la oscuridad, entonces el Espíritu Santo es desplazado –y por consecuencia nos debilitamos. Pero cuanto más nos ponemos bajo su guía y estamos atentos a sus señales, tanto mayor será nuestra fuerza, y tanto más nos podrá confiar el Señor. Él nos llevará cada vez más a la profundidad de sus misterios, a las profundidades de su Palabra, y entenderemos lo que nos quiere decir. Pero si las palabras de las Sagradas Escrituras ya no nos hablan, entonces deberíamos examinarnos y ver si todavía estamos en el centro de su voluntad, si su Espíritu realmente vive en nosotros. En 1 Corintios 2:9-10 dice: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”, y continúa en el versículo 12: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. En la medida en que el Espíritu de Dios adquiera espacio en nuestra vida, comprenderemos cada vez con mayor claridad la inconmensurable gloria del Señor.
Por Peter Malgo