“(Jehová) Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo”. Salmos 20:4
¿Esto no es prometer demasiado? Sabemos que Dios es soberano por encima de todo el universo. ¿Pero ir a Él con todos nuestros deseos? Sí, se puede. Hay padres que lamentablemente cumplen cada uno de los deseos de sus hijos, pero eso es destructivo para los hijos. Sin embargo, cuando Dios escucha nuestras oraciones, ocurre algo distinto: el Dios omnisciente sabe perfectamente lo que es bueno o lo que es dañino para nosotros. ¡Y siempre quiere lo mejor para nuestra vida! ¡Dios nos da lo mejor de lo mejor! “Aun amó a su pueblo”, dice en Deuteronomio 33:3. “Y me alegraré con ellos haciéndoles bien”, dice en Jeremías 32:41. El corazón del hombre, sin embargo, es insaciablemente deseoso, y desea también aquello que no le conviene: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” (1 Timoteo 6:9). Por eso, preguntémonos siempre si nuestra petición está en sintonía con la voluntad de Dios. “Pregunta a tu padre, y él te declarará” (Deuteronomio 32:7). “Los hombres malos no entienden el juicio; Mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas” (Proverbios 28:5). Dios obrará soberanamente cuando nosotros le consultemos por su voluntad y llevemos nuestras peticiones confiadamente delante de Él. “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria…”, dice en Efesios 3:20. El rey David experimentó esto tan precioso: “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará” (Salmos 145:18-19). ¡Hoy también puede ser esta su propia experiencia! ¡Pero pregunte cuál es Su voluntad cuando usted le presente la petición!
Por Burkhard Vetsch