“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”.
Hechos 2:37
Las palabras que leemos muestran todas las cualidades de un verdadero avivamiento. ¿Qué es en realidad un avivamiento? Es cuando una persona es tocada por la Palabra de Dios y se entrega completamente a Él, de manera que en su vida comienza a haber cambios. La persona deja de lado aquellas cosas que no le agradan a Dios y hace aquellas que sí le agradan. Pedro le predicaba a la gente acerca de la obra consumada de Jesucristo, que murió en el Gólgota, despertó por el poder de Dios, resucitó, ascendió y ahora está sentado a la diestra del Padre. Jesús estaba en el centro de sus prédicas. Y la gente lo escuchaba. La consecuencia sobre los oyentes fue que el mensaje los tocó. La Palabra penetró en sus corazones. Algunas traducciones incluso dicen que la Palabra, al escucharla, les atravesaba el corazón. ¿Nuestros corazones también son tocados de tal manera al leer la Biblia o al escuchar una predicación? Es sorprendente cuán rápido nos acostumbramos a la Palabra de Dios, de tal manera que en nuestro interior pasa inadvertida. Un avivamiento solo puede suceder si lo escuchado realmente nos toca. Después de escuchar, estas personas sintieron el deseo de hacer algo. En sus vidas debía haber cambios. No solo se conformaban con escuchar, ellos estaban llenos de la necesidad de llevar todo a la práctica. Dios quiere que en nuestra vida de fe una y otra vez haya estos avivamientos. Por eso: abramos hoy plenamente nuestro corazón y permanezcamos quietos delante del Señor para escuchar lo que Él nos quiere decir, de manera que su Palabra nos toque y actuemos conforme a ella.
Por Markus Steiger