
“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?”.
Lucas 14:28

Una gran verdad, meditemos en esto. El tomar una decisión por Jesucristo es algo muy importante. Pero una cosa muy distinta es además vivir como cristiano. Significa negarse a sí mismo y tomar cada día la cruz. Convertirse en cristiano no cuesta nada, puesto que la salvación es un regalo. Pero ser un fiel seguidor de Cristo lo cuesta todo. Una cosa es comenzar una carrera con mucho entusiasmo, pero otra es resistir hasta el final. Es como el matrimonio. El casamiento es una cosa. Enamorados a más no poder, se prometen mutua fidelidad hasta la muerte. Otra cosa, sin embargo, es mantener la promesa aún en diez o veinte años. Esto requiere una entrega total. Los deseos personales frecuentemente tienen que quedar atrás. La entrega tiene que verse en la práctica. ¿Quiere usted querido lector aceptar hoy este desafío? Nuestro Padre celestial no pedirá nada imposible de nosotros, pero Él quiere convicción. Eso es lo que muestra la madurez de nuestra fe. Dios espera de nosotros que le sirvamos con fidelidad allí donde Él nos ha puesto. Debemos aprender que Dios está de nuestro lado –aun en las dificultades– y que en Su nombre podremos vencer. Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Otro pensamiento para este día es que el Señor Jesucristo en Juan 15:4-5 dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. (…) éste lleva mucho fruto…”. El secreto de resistir en la vida de fe consiste en que permanezcamos en Él y permitamos que Él obre.
Por Erich Schäfer