“…los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos…”.
Oseas 14:9
En nuestra vida de fe es de suma importancia que en todos nuestros hechos y en cualquier ámbito de nuestra vida permanezcamos y andemos en los caminos del Señor. ¿Pero qué identifica los caminos del Señor? Siempre son caminos que nuestra carne no desea. Jesús se lo dijo con las siguientes palabras a Pedro: “…te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18). ¿Estamos totalmente dispuestos a andar por el camino del Señor o aún tenemos ciertas áreas “privadas”? El camino de Dios siempre es el mejor. Si en alguna cosa Él le muestra claramente la senda, entonces obedézcale bajo todas las circunstancias, aun cuando a usted le parezca algo totalmente ilógico. Recordemos siempre que el Señor tiene pensamientos de paz para con nosotros y que quiere lo mejor para nosotros. Es el camino angosto: “…porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:14). Como este camino es angosto, solo pueden ir dos lado a lado: Jesús y usted. Sobre el amplio, en cambio, hay espacio para multitudes y grupos (v. 13). El camino angosto es el camino sobre el que andan los justos. Sobre él encontramos hermanos y hermanas que también están de paso, en camino hacia la patria eternal. Esto nos fortalece mutuamente la fe. Es el camino que sigue al Cordero dondequiera que este fuera: “…los que siguen al Cordero por dondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Precisamente en estos tiempos finales, el Señor nos guía con seguridad a través de todas las turbulencias y tentaciones hasta que hayamos alcanzado la meta. Permanezcamos cerca del Señor y propongámonos hoy andar única y exclusivamente sobre Sus caminos.
Por Conno Malgo